Tengo un secreto inconfesable que suelo declarar a la primera de cambio como parte de mi terapia personal: tengo un gran sentido del ridículo. Supongo que de ahí surge la necesidad de demostrar continuamente que soy excelente hasta en las pequeñas cosas. Todo un desborde...

Justo después de que el 1 de diciembre asome por el calendario, y como si después del 31 se hubiera previsto un apagón general, entramos en un periodo de “urgencia” en el que intentamos terminar, cerrar, acabar, a la vez que miramos atrás y revisamos...

Hace bastantes años, un jefe directo, en un arranque de los suyos, me espetó: ¡es que contigo, las cosas no pasan!”. Al cabo de un tiempo, otro jefe se sumó con su frase a mi lista de favoritas: “está claro que hay que presionarte...