Observando la vida

Hace una semana paseé con mi hija por el barrio de mi infancia. Aún puedo reconocer los espacios, aunque todo me parece más pequeño y más humilde, pero a las personas, ya no. ‘Mi barrio’, ese paisaje que solamente te pertenece de niña, es ahora, como tantos otros, un lugar que ha cambiado muchísimo.

Una foto guardada en la retina

A las vísperas de la Navidad, ese sábado, en lugar de quedarme en casa de mi madre y volver luego a nuestro hogar, me acerqué pues con mi hija hasta un centro comercial a comprarle una camiseta brilli-brilli para su función de Navidad. Una vez dentro, y al pasar por el gran árbol engalanado de regalos rodeado por un trenecito que daba vueltas, le dije a Sara: «Mira, con el yayo Pepe subiste a este tren cuando eras pequeñita y aún me acuerdo de la foto que os hice, ¿tú te acuerdas?»

Una música que emerge de dentro

Iba yo feliz, recordando a mi padre, las fiestas de antaño, pensando en mis cosas, de la mano de mi querida hija. Rodeada de luces de colores, de melodías navideñas, y sin tener nada en mente que emborronara aquel instante, empecé, no sé por qué, a canturrear bajito aquel pegadizo estribillo de ABBA: “Waterloo, couldn’t escape if I wanted to. Waterloo…” y moverme rítmicamente al compás, mientras volvíamos a la calle de nuevo.

Un juego que puede cambiarlo todo

A eso que Sara, con sus siete años, me estira del brazo y me dice al oído: “mama, me estás dando vergüenza” …
De repente, me caí desde lo alto de mis pensamientos, y empecé a argumentar sin éxito, por lo que seguí cayendo. Pero justo antes del golpe, atiné a hacer algo distinto.
Y entonces, le dije: «Sara, te propongo un juego. A partir de ahora y hasta llegar a casa, vamos a mirar atentamente a todas las personas con las que nos crucemos. Tendrás que observar bien sus caras y decirme si parecen serias, si están tristes, si ríen, si las ves contentas…»
«¡Vale mama!»

Observar y descubrir lo cotidiano

Miramos con atención a todas aquellas personas antes invisibles para nosotras.
Y observamos. Y contamos a unas y a otras. Y pronto llegamos a casa.
«Sara, ahora que estamos en la puerta de casa, dime: ¿qué has observado?»
«Mama», me dijo muy seria: «pues casi todas las personas están serias, bueno, y una triste, una contenta, y también una animada»
«¿Y cuál te ha gustado más?»
«Pues las personas que estaban contentas, claro», me sonrió.
«Sara, ahora recuerda antes, a tu madre, cuando cantaba … las personas que me hayan visto, ¿estarán más contentas o más tristes con mi sonrisa?»
«Sí, mama, ahora lo entiendo. ¿Podremos repetir otro día este juego? me ha gustado mucho»

 

MI EXPERIENCIA EN 3 LÍNEAS:

EL DESAFÍO

No dejes de mirar, de observar, con intención e interés. ¿Cuánto tiempo hace que caminas por las calles que conoces sin fijarte apenas?

EL LOGRO

Atrévete a cantar y bailar de vez en cuando porque, lejos de avergonzarte o de avergonzarlos, produce un efecto mágico.

EL APRENDIZAJE

Haz cosas distintas, siempre. Y cuando lo demás no tenga remedio o todo esté perdido, ¡más aún!

1 Comentario
  • chity
    Publicado a 13:45h, 27 diciembre Responder

    Muy feliz Navidad Cristina y mejor 2024
    me ha encantado

PUBLICAR UN COMENTARIO