Con Cristina he aprendido que viajar no siempre significa desplazarse. Acudí a ella en un momento en que necesitaba (o al menos eso creía yo) reorientar mi vida profesional y buscaba a alguien que, desde fuera, pudiera ver lo que yo no veía y ayudarme a dar el paso. Sin embargo, cual sacerdotisa del templo de Apolo, dio con clave esencial: “Conócete a ti mismo”. Ella me ha hecho viajar al centro de mí misma, escuchar mi voz y la de quienes me rodean para hacerme una idea real de quién soy, cuál es mi potencial y a qué lugares puedo ir. No es un viaje de placer pero es el más reconfortante que he hecho en mucho tiempo. Gracias, Cristina, por haberme enseñado a quererme, a valorarme y a entender mis capacidades. Nos vemos en el próximo viaje.