Que otros no decidan por mí

A veces, cuando las compañías tienen que tomar decisiones estratégicas y llevan tiempo con dudas alrededor de cuál será la más adecuada, acuden a entidades externas para que les asesoren no solamente sobre cómo hacerlo sino también qué ruta seguir. Ello puede provocar un doble efecto:

-Por un lado, a la consultora o agencia le puede sobrepasar la responsabilidad, dado el conocimiento limitado sobre la empresa que pueden tener los que acaban trabajando en la propuesta y, como consecuencia, su planteamiento puede estar alejado de la realidad. Además, estas agencias son especialistas en el cómo y no el qué, me explico: la compañía les detalla el objetivo o el reto a resolver y a partir de ello, la agencia construye el cómo hacerlo. Ellos son especialistas en inventar una ruta distinta, un camino muy creativo, mucho más amplio del que internamente se plantearía por el mero hecho de que lo miran desde otra perspectiva, sin el peso que suponen los procesos internos.

-Por otro lado, los equipos de la empresa pueden sentirse desvinculados del proyecto porque no se les ha involucrado en su concepción, y con toda probabilidad no sentirán como propia aquella propuesta "externa". Así que en cuanto puedan, comunicarán a la organización sus recelos, pudiendo lastrar en parte el éxito del cambio durante su implementación.

Aquí os detallo el ejemplo concreto: 

Colaboré con una empresa que llevaba un par de años dándole vueltas sobre cuál tenía que ser el nuevo lema de la marca para poder mejorar su imagen y atraer a un nuevo tipo de consumidores. Al final, el equipo directivo decidió pasarle el encargo a una agencia externa la cual, dado el limitado conocimiento de la realidad de la empresa, les presentó una opción que a nadie convencía. Entonces se decidió pedir la colaboración del equipo interno para que valorasen aquella opción externa. Imaginaos la motivación previa para colaborar y sobre todo, cuánto creían que iban a ser escuchadas sus aportaciones…

MI EXPERIENCIA EN 3 LINEAS: 

 

EL RETO: conseguir cambiar la actitud del equipo; llegar a conclusiones concretas mediante el análisis del reto por el equipo interno pero desde una mirada distinta, la del consumidor.

EL LOGRO: al final de la sesión, obtener una propuesta unánime y consensuada y observar las ganas de “vender” la propuesta a Dirección General para ponerse manos a la obra e implementarla.

EL APRENDIZAJE: si se necesita generar nuevas ideas, es necesario un acompañamiento y dinamización externos para poder repensar el reto de forma distinta y sin filtros, pero es preciso involucrar a los equipos internos en una u otra fase, ya que de ellos depende el éxito global del proyecto.

 

Cristina García-Masachs  –  CEO Softlanding

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