Siempre hacia delante

Un amigo mío reflexionaba el otro día sobre la importancia de “buscar” en genérico como vía para mejorar o incluso para darle la vuelta a la situación. A su comentario yo añadía que, ya puestos en la tesitura de salir a buscar, era esencial saber antes el qué, para que, si lo encontrábamos, lo supiéramos identificar fácilmente. En mi caso, le dije, lo tenía claro: yo busco la persona, y tras ella, su proyecto, justo en ese orden, para que los dos, juntos, hagamos brillar el conjunto.

Reflexionar es más o menos sencillo, porque no te obliga a nada, pero pasar a la acción es más complejo, porque te sitúa en un plano distinto. Todos mis clientes, y seguro que también la mayoría del resto, afirmarían que el cambio es positivo, aunque con condicionantes: algunos cambiarían un mucho, otros un poco, y todos para que les reporte una mejora. ¡Ah!, y si puede ser, sin tener que ceder nada.

En estos momentos en los que todo se transforma y nada es igual que antes, ser flexibles y estar abiertos a los cambios se convierte en una cualidad muy apreciada, quizás un talento. A los que no lo han tenido que hacer antes les asusta, pero todo los que lo vivieron confirman que lo que se abre en el horizonte es impresionante…Una vez aprendes a nadar en el cambio y lo conviertes en tu presente, ya no podrás volver a lo de antes.

Para los que siguen en la calma de la orilla del mar reflexionando si vale o no la pena cambiar, les voy a dar unos consejos, como siempre desde mi experiencia personal.

CAMBIAR, CAMBIAR, CAMBIAR…

  1. Si tu no mueves al mundo, este no se moverá.

Esta frase parece contradictoria, ya que afirma que solamente con que tu lo hagas, el mundo se pondrá en marcha. Así que, aunque te sientas pequeño, es increible pero sí, tu solo haces que las cosas sucedan, aunque parezca imposible. Sin embargo, si tu no das el paso, todo seguirá igual, la rutina o lo conocido seguirán llenando tus días, y lo que obtengas será más o menos lo de siempre e irá languideciendo. Ojo que si en ese momento llega un tiburón, te lo arrebatará de una dentellada. ¡Prueba a mover cosas fáciles y observa qué sucede!

Mi cuento: si doy cuerda al mundo cada día, me devuelve historias nuevas. Y en estos días que he estado convaleciente, la música ha enmudecido, y por eso aquí estoy de nuevo.

  1. Si tu no ves lo positivo, no lo será

Vivimos en un mundo ultra-conectado, quizás este puede ser el argumento para convencerte si no eres de los que, como yo, creemos que la energía fluye de unos a otros. Todo retorna, al final, como un boomerang . Si tomas una decisión con una actitud positiva, sin regodearte en las pegas y sin bloquearte en los peros, todo irá bien, no lo dudes. La alegría es esencial para movilizar a un equipo o simplemente para sanar tus heridas… ¡Tu sonríe y el mundo te sonreirá!

Mi cuento: vengo de una familia “zapatilla”, como me gusta decir, que hacemos el ridículo allá donde vamos, y que nos reímos de nosotros mismos. ¡Mi positivismo está en los genes!.

  1. Si no te arriesgas, no lo verás diferente

Para acometer un cambio es necesario tomar algún riesgo. Pero no te asustes, no hace falta que te lances al mar desde un acantilado, pero sí que salgas de tu zona de confort. Solo con que preguntes a personas de fuera de tu entorno, o con que comentes esos temas con personas ajenas y  objetivas, cambiarás tu perspectiva de dónde y cómo actuar. ¡Así podrás llegar un poquito más allá!

Mi cuento: hace tiempo que me di cuenta que a mi me gusta ayudar a las personas, así que busco las más afines para trabajar. Por eso cada vez abro un poco más el aspecto personal en mis artículos, para que nos identifiquemos rápido. Si conecto, perfecto, si no, aún mejor.

  1. Si no escuchas, no te harán grande

Las personas somos únicas e insustituibles, y podemos llegar muy lejos, pero solamente hasta cierto lugar. Si queremos llegar un poco más allá (aunque no es obligatorio), solo es posible si sumamos a nuestro talento otras perspectivas, cuanto más diversas mejor. Argumentar y llegar acuerdos es muy satisfactorio, y ampliar horizontes a través de la mirada de otros navegantes, también. ¡Déjate cambiar un poco el rumbo!

Mi cuento: siempre pensé que lo tenía muy claro, y me costó aprender a escuchar. Sin embargo, con el tiempo descubrí que muchas de mis decisiones habían sido activadas por el mágico resorte de unas palabras, incluso de personas desconocidas. ¡Aprendí a escuchar!

  1. Si no pides, no te ayudarán 

No nos cuesta dar, lo que más cuesta es pedir. Y si esto es así, cuando un día nos atrevamos a hacerlo, (es fácil, haz 1, 2 y 3), los demás nos ayudarán, ¡por supuesto!, mucho más de lo que esperábamos. Somos felices dando, nos sentimos mejor al ser generosos, así pues, ¿por qué no nos dan?… Porque no pedimos, y cuando lo hacemos, nos enrollamos tanto, le damos tantas vueltas, somos tan sutiles, que no nos entienden. Recuerda que siempre tendrás lugar en un puerto al que atracar.

Mi cuento: antes no pedía por orgullo, pero hace tiempo que me obligué a hacerlo. Lo mismo hice con el aspecto contrario: no hacer ningún favor a quien no me lo pidiera. ¡Viva el equilibrio!

MI EXPERIENCIA EN 3 LÍNEAS

EL DESAFÍO

No conformarse jamás no significa ser inconformista.

EL LOGRO

Estoy segura que el mantra de "siempre hacia delante", como hacía mi padre, me ayudará siempre.

EL APRENDIZAJE

Salir de lo conocido, visitar paisajes exóticos y descubrir nuevos horizontes, ¡engancha!

 

Cristina Masachs

CEO Softlanding

 

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